El viernes casi casi oscureciendo, mi comida desapareció. Por más que maullé, ronroneé, y paré la cola, la mami no me lo buscó.... hummm. Esa noche me la pasé avisando que se habían robado mi plato a punta de maullidos y saltos sobre la cama. En la mañana, insistí en el asunto hasta que me… Sigue leyendo CASSANDRA: Mani… ¿cure?